martes, 5 de julio de 2011

Perlas y Medio Ambiente – 4ta Parte

Colecta de Ostras Adultas

Este método fue muy efectivo para darle un impulso a la industria perlícola mundial en sus inicios. El sistema consiste de la recolección de organismos silvestres: ostras perleras adultas, de tallas grandes (10-20 cm de diámetro), ya pre-crecidas, para de esta forma evitar el tiempo y cuidados de cultivo. Para el granjero de perlas esto representa un gran ahorro.

Este sistema aún sigue siendo utilizado en países como Australia (bajo un sistema estricto de cuotas anuales por granja), Indonesia, Polinesia Francesa, Islas Cook y –en menor medida- en otros países. Sin embargo, este es un sistema que debiera tener los días contados, dando paso a la colecta de semilla silvestre y la producción de semilla de laboratorio.

Sin embargo, este sistema de apoyo a la industria perlícola evolucionó de lo que conocemos simplemente como las “pesquerías de perlas” y tiene un interesante bagage cultural en los países donde se practicó, por lo que hablaremos un poco de este tema, porque simplemente: es fascinante.

Las “Ama”

Son muchas las personas que recuerdan o han escuchado hablar sobre las famosas “Ama” o “Mujeres Buceadoras del Japón” (y que también hubo en Corea). Estas mujeres se dedicaban a la pesca de ostras perleras, otros bivalvos y abulón en las costas de estos dos países asiáticos, y lo hacían equipadas muy básicamente: una “tanga”, goggles, una cubeta y un tipo de machete. Algunos se preguntarán: ¿por qué las mujeres pescaban perlas en Japón y no los hombres como en otros lugares del mundo? (en México lo fueron principalmente –y por muchas décadas- los hombres Yaquis) y la respuesta es sencilla: las aguas del Japón son más frías y las mujeres poseen una capa de grasa –en la piel- mayor a la de los hombres, lo que les sirve de aislante y les permitía bucear por más tiempo. Adicionalmente: eran buenas buceadoras, con una gran capacidad para sostener la respiración por espacio de hasta un minuto a profundidades de hasta 24 metros (80 pies) y a temperaturas tan bajas como ¡10 grados Centígrados! (50° Fahrenheit). Un minuto no suena a gran cosa…pero lo es a bajas temperaturas.

El caso es que Kokichi Mikimoto contrató a decenas de estas “Ama” para que le pescaran ostras “Akoya-gai” (Pinctada imbricata) adultas y poder dar inicio a sus experimentos de producción de perlas a fines del siglo XIX. De esta forma no tendría que esperar a que sus ostras crecieran a talla adecuada (cosa que tomaba entre 2 y 3 años en la bahía de Ago, Japón) y no habría pérdida innecesaria de tiempo. Adicionalmente las “uniformó” –asumo que la esposa de Mikimoto tuvo algo que ver en eso- de forma que la mayoría de los “occidentales” las reconocieran como aún se les recuerda: un pantaloncillo corto y blusa de manga larga en algodón blanco, visor, cinto de plomos, cuchillo y canasta.

Bueno, parece que me distraje un poco del tema, probablemente por culpa de la primer foto…pero retomándolo: este método –la pesca de ostras adultas- proveía la mayor parte de las ostras de las granjas de Japón y de algunos otros lugares hasta que las ostras –por sobre-pesca- ya no fueron suficientes para proveer las necesidades de las  granjas. En Japón esto sucedió en los 1960’s, en Polinesia Francesa (Tahití) este método se encontraba en franco agotamiento a fines de los 1990’s y en países como Australia aún se practica, aunque con cuotas estrictamente controladas por el Gobierno (Departamento de Pesquerías), tal como se menciona en la página del Departamento de Pesquerías de Australia, de donde cito de manera traducida:

“Las poblaciones de ostras perlíferas son manejadas por un sistema de cuotas que fija un número máximo de ostras que pueden ser capturadas anualmente por la industria [de cultivo de perlas]. Esta cuota se establece -por investigadores- en un nivel que garantice que las poblaciones de ostras se mantengan por varios años. Esta cuota está estrechamente supervisada por el Departamento de Pesca, a través de observadores en los buques de pesca y por sofisticados métodos de evaluación de poblaciones pagados por la industria.”

En pocas palabras: esta estrategia es de corta duración si la industria crece rápidamente y/o si el país no tiene control estricto de sus pesquerías (como sucedió en Tahití e Islas Cook). Adicionalmente y en el caso de México (y supongo que de otros países con especies similares): la pesquería de ostras perleras se encuentra restringida, ya que tanto la “Madreperla” (Pinctada mazatlanica) como la “Concha Nácar” (Pteria sterna) se encuentran como especies protegidas en la Norma Oficial Mexicana de 1994 (NOM‑059‑ECOL-1994). Esperemos que lo sigan estando por mucho más tiempo…

¿Qué pasa si utilizo Ostras Silvestres (adultas)?

Esta no es una buena estrategia y definitivamente no lo es a largo plazo en la mayoría de los casos, y en ciertos casos –como en México- es francamente ILEGAL. Y esto nos recuerda la evolución de las sociedades humanas desde los tiempos antiguos cuando los hombres debían salir de cacería para traer alimento –carne- a sus clanes familiares, pero al descubrirse la “domesticación de animales” se abrieron las puertas para un nuevo tipo de desarrollo basado en el trabajo y cuidado de los animales. Si hoy en día aún dependiéramos de nuestra capacidad de caza…probablemente varios miles de millones de seres humanos seríamos vegetarianos estrictos (y no por gusto).

Así pues, con esta estrategia rápidamente agotaríamos los bancos naturales de ostras perleras y la actividad no sería sustentable. Y de hecho fue algo que se documentó muy bien en la Polinesia Francesa durante la década de los 1990’s y que incluso generó problemas que ni siquiera se llegaron a imaginar, como destacaré a continuación.

Polinesia Francesa, (también conocida como Tahití y que nada tiene que ver con Haití) consiste en una extensa serie de islas y atolones que poseen abundantes recursos marinos en sus increíbles arrecifes coralinos, entre estos se encuentra la “Ostra Perlera de Labios Negros” (Pinctada margaritifera) que es utilizada para producir las “perlas negras” comerciales. Las granjas comenzaron utilizando a ostras producto de la pesca, de esta forma evitaban esperar los 2 a 4 años de crecimiento de la especie y se podían ahorrar tiempo. Sin embargo los atolones son espacios finitos, con un número finito de ostras y simplemente se “acabaron” las ostras y se les “hizo fácil” mandar buzos a otros atolones y traer ostras a la granja que las necesitaran…y empezaron a suceder cosas “raras” en las granjas.

Entre estas cosas que vieron los perlicultores estaba la muerte masiva de ostras: simplemente miles de ellas se morían. Además, algo estaba pasando con el “reclutamiento de juveniles” (se le llama así al proceso natural de cuando las ostras se reproducen y las nuevas generaciones comienzan a desarrollarse en un sitio, engrosando a la población existente): no se estaba dando igual que antes. ¿Qué estaba sucediendo?

Científicos fueron comisionados para encontrar la razón de este desastre que amenazaba a una industria generadora de millones de dólares para la economía isleña. Entre estos se encontraba el Doctor J.H.A. Benzie, a quién conocimos en Pearls ‘94, y que un una de sus presentaciones  hizo saber que tras años de estudio llegó a la conclusión de que en varios de estos atolones las ostras perleras se encontraban “diferenciandose” en sus poblaciones –debido a que sus poblaciones se encontraban “aisladas reproductivamente” o dicho de manera sencilla: las ostras de un lugar no se reproducían con las ostras de otro lugar- se estaban desar

Parte de la información la pueden ver en este artículo (en inglés) o aquí tengo una cita que considero crucial del mismo:

En el pasado, una perla se podía asociadar con el área de la que esta creció, basándose en su color, su brillo, iridiscencia y forma. Este fue el caso de las perlas negras de Tahití de hace veinte años (Benzi y Ballment, 1994). Actualmente, es difícil diferenciar entre las perlas cultivadas en diferentes lagunas en Tahití. Se cree que esto se debe a transferencias masivas de ostras entre las distintas islas (Benzie y Ballment, 1994).

Como podemos leer en la cita anterior, las perlas de cada atolón eran únicas y especiales: al ver la perla se podía decir que si era de Rangiroa o de Tuamotú o de Ahe. En un triste contraste hoy en día existe la aburrida homogeinidad: otro producto de manufactura industrial.

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Un auténtico contraste se puede observar con las Perlas del Mar de Cortez que son producidas en la granja de Guaymas, Sonora, donde la gran variedad de colores, texturas y forma de las perlas son el producto de el uso de un sistema de cultivo basado en la colecta de semilla silvestre, lo que nos evita las indeseables mezclas (contaminación) genética y nos asegura una variedad que se aleja del aburrimiento estético.

Cosecha 2008 032 (2)

 

Solución al Problema

La más sencilla: no utilices esta estrategia para proveer tu granja. Simplemente no es Sustentable y puedes llevar a cabo un fuerte impacto negativo en un ecosistema.

Utiliza la colecta de semilla silvestre y/o la producción de semilla de laboratorio como quedó indicado en la entrega pasada.

Próximamente…

En la próxima entrega contrastaremos las ventajas y desventajas del uso de ostras adultas y semilla en un sistema de cultivo. Habrá información muy interesante sobre la vida secreta de las ostras perleras, esperamos que no cause censura, ya que hablaremos de Sexo. Soporten el morbo…hasta la próxima entrega.

 

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